Mi mejor día, tu mejor día...

Dec 30, 2022

Este texto nace de una pregunta que subí, un poco para alentar la conversación, un poco resultado de una pregunta que leí ayer: Pedía enumerar, calendario en mano, los mejores momentos, encuentros, días, viajes, situaciones especiales del año. Mi lista fue creciendo y con ella la sorpresa, todo lo acumulable en un solo año, si lo mides en experiencias. Pero la pregunta en mi perfil de instagram se centraba en identificar sólo el mejor de los días del año. 

 

En los últimos días he revisado bastante literatura sobre liderazgo y desarrollo personal y una frase atrapó mi atención: El liderazgo se trata de hacer otras personas mejores gracias a tu presencia. ¿Pretencioso? Quizás… ¿Inspirador? Mucho. Pues si bien nadie puede convertir a otro en una mejor persona en su totalidad, la calidad de cada relación sí es un predictor determinante en nuestra calidad de vida. 

 

Dicho esto, me sorprendió cuántas personas respondieron con situaciones donde estuve presente. Fueron, sobre todo, episodios en el contexto de los programas facilitados por mí, donde el diseño de los mismos está pensado para crear una profunda conexión entre los participantes y, sobre todo, con sí mismos. 

 

Maslow habla de las “experiencias cumbres” de la vida. Esos momentos de alta realización, de profunda conexión con uno y con la divinidad de nuestra pertenencia y de cuya energía formamos parte. Momentos clímax. Trabajar con expansores de consciencia, o psicodélicos -cuya misma etimología define como reveladores de la psique, alma- es un camino donde no es extraño constatar en uno y en otros estos momentos. Situaciones inolvidables no sólo por la profundidad e intensidad de la experiencia misma, sino porque constituyen un antes y un después en la trayectoria de vida. No es el motivo de este texto ahondar en la naturaleza de este trabajo, y el potencial subjetivo para cada participante.

 

No logro identificar la emoción provocada al saber cuántas veces fui yo testigo de ese mejor día para otros. Quizás sea sorpresa, admiración, incredulidad, mucha felicidad. Sin dudas un enorme agradecimiento por estas oportunidades. Pienso en las definiciones de liderazgo cuando se centran en los cambios de otros, en la fortuna de poder participar en marcas imborrables del camino de muchos, y al mismo tiempo en la responsabilidad de este tipo de trabajo. 

 

Pero más allá de si el impacto es con una substancia, o en un contexto terapéutico, la reflexión me lleva a lo profundo potencial al cambiar nuestra visión si en vez de medir la satisfacción de mi año con la pregunta ¿Cuál fue MI mejor día? nos preguntamos ¿Cuántas veces estuve presente en el MEJOR día de otros?

 

¿Se puede si no estoy en un trabajo “espiritual”? Por supuesto. Más allá de las cumbres Maslowianas, no se trata de ser el mejor anfitrión, o convertirte en un complaciente artificial, de esos chocantes por intentarlo demasiado. Ni de renunciar a buscar tus propios “mejores días”. Todo lo contrario. En la presencia auténtica, en la empatía, la disponibilidad para con los demás, podemos comprender una dimensión paradójica pero fundamental del servicio: Poder estar presente para identificar y acompañar a otros en sus necesidades, en leer cómo prefieren y disfrutan ser tratados, es, al experimentarlo, la mayor de las gratificaciones posibles. 

 

Ahí se esconde el secreto de vivir con propósito.